INCURSION AL CEMENTERIO PRESBITERO MAESTRO

Por alguna razón la mayoría de las personas cercanas a nosotros que son aficionadas a la temática paranormal sienten especial predilección para iniciarse en la investigación visitando cementerios. Tal vez la razón sea por la costumbre de asociar la frecuencia de actividad paranormal a la cantidad de personas que han sido sepultadas en estos lugares. Si analizamos este argumento podríamos llegar a la conclusión que no debe ocurrir nada importante por tratarse simplemente del lugar donde descansan restos de personas que fallecieron un par de días antes, pero tenemos que reconocer que en anteriores visitas que hemos realizado han ocurrido una serie de incidentes extraños que nos obligaron considerar a los cementerios como escenarios propicios para la captación de fenómenos paranormales.

Frecuentemente surgen interrogantes sobre qué cementerio escoger para este propósito: ¿uno antiguo o moderno? ¿uno cargado de historias fantásticas o con tumbas de personajes célebres?. Hace unos años realizamos una visita acompañados por un grupo de personas interesadas en conocer más sobre las manifestaciones espirituales y elegimos un famoso cementerio que reúne la mayoría de las condiciones mencionadas, pues tiene una antigüedad de más de doscientos años y que en la actualidad aún ofrece sus servicios funerarios, es considerado un gigantesco museo al aire libre por la arquitectura de sus mausoleos y sus melancólicas estatuas, y además es un lugar conocido por sus anecdóticas leyendas que ha contribuido a incrementar el número de visitantes en los ùltimos años. Se trata nada menos que del Cementerio Presbítero Maestro.

El Cementerio General "Presbítero Matías Maestro" es un monumento histórico ubicado en los antiguos barrios de la ciudad de Lima, capital del Perú. Inaugurado el 31 de Mayo de 1808, fue el primer panteón de la ciudad ya que anteriormente los entierros se realizaban en las iglesias. Fue bautizado en honor de su diseñador, el sacerdote Matías Maestro. Sus 766 mausoleos de la más refinada arquitectura de los siglos XIX y XX guardan los restos de hombres y mujeres que se encargaron de escribir la historia del Perú. Más que un camposanto, el Presbítero Maestro es considerado un testimonio viviente del pasado por albergar tumbas de varios personajes históricos del Perú.

Si hay un lugar capaz de retro alimentar leyendas y mitos urbanos, ese es el cementerio Presbítero Maestro. La fusión del miedo, la fe y la superstición genera historias que con el paso del tiempo llegan a enquistarse dentro del imaginario colectivo. Un ejemplo es el origen de la devoción a Sor María de la Cruz, una mujer a quien la creencia popular convirtió en una santa. Sor María de la Cruz fue sepultada en el Presbítero Maestro en 1810, su tumba es la más antigua de todas las que se conservan y alrededor de ella es habitual encontrar flores, velas, ofrendas o peticiones de fieles devotos que van a confesar sus pecados, expiar sus culpas o buscar la ayuda milagrosa. Se cuenta que cuando eran tiempos de saqueo en el cementerio nunca se atrevieron a tocar su nicho y que cuando descargaron su ataúd, se oyeron al unísono todas las campanas de las iglesias de Lima.

Sin embargo, así como muchos acuden en busca de ayuda divina, otros recorren sus cuarteles para sellar una alianza con el 'poder maligno'. El Presbítero Maestro es uno de los lugares favoritos de brujos y chamanes que ingresan para invocar a supuestas fuerzas oscuras y practicar la magia negra en sus rincones más desolados.

Ya sean divinas o paganas, reales o imaginarias, son muchas las historias que se tejen alrededor de sus pasadizos. Todas ellas permanecen celosamente guardadas entre las cuatro paredes de este gigantesco camposanto que esperábamos que nos hiciera realidad una parte de esas historias.

LA VISITA

El objetivo de nuestra visita no era precisamente apreciar el cementerio como un atractivo turístico sino brindar la oportunidad a nuestros acompañantes de realizar su propio recorrido utilizando instrumentos básicos que les permitiera registrar algún acontecimiento fuera de lo normal. Divididos en tres grupos con un croquis que señalaba los sectores a prospectar, los entusiastas participantes desaparecieron en la oscuridad de los corredores. Algunos de los participantes habían llegado a nosotros en su búsqueda de orientación para sus sensibilidades psíquicas, lo que agregaba características especiales a esta actividad.

Equipados con cámaras fotográficas, grabadores de sonido, termómetros y varillas de radiestesia fueron recorriendo los sectores que se consideraron los más propicios para investigar dejando a los más sensitivos el encargo de “olfatear” donde su percepción los guiara. Para ellos era la oportunidad de poner en práctica las lecciones de canalización de sus facultades, para nosotros era una prueba para evaluar si los síntomas típicos ante la presencia de una supuesta actividad paranormal eran comunes entre los integrantes de cada grupo.

Los sectores designados a cada equipo de trabajo fueron elegidos en base a anteriores experiencias grupales que realizamos en este mismo cementerio, independientemente a los antecedentes históricos basados en relatos de testigos o leyendas populares. Los participantes no tuvieron acceso a la información sobre los eventos particulares que se presentaron en dichas actividades.

LOS EQUIPOS DE TRABAJO

Al equipo 1 se le asignó un amplio sector conformado por hileras de nichos muy antiguos que datan del siglo XIX. Los integrantes sensitivos se sintieron atraídos por ingresar a las oscuras criptas y la coincidencia entre ellos fue la sensación de calor antes de entrar a ellas pese a que la temperatura exterior oscilaba los 17º C. Dos de los sensitivos afirmaron haber percibido una especie de descarga eléctrica en las piernas cuando descendían las escaleras de un mausoleo. Otra participante sintió una aguda punzada en el hombro y pidió que la fotografiaran apareciendo coincidentemente a su lado la imagen de una misteriosa nubosidad.

Los integrantes de este equipo fueron testigos también de la temperatura inusual de una antigua lápida de mármol que data de 1823 que era 5 grados superior a la temperatura ambiente según el termómetro digital, mientras que las lápidas contemporáneas adyacentes tenían la misma temperatura del exterior. En esta zona las varillas de radiestesia empezaron a moverse como agujas de un reloj.

Lo más resaltante que obtuvo este grupo fueron las fotografías que captaron. En dos de ellas que fueron tomadas en diferentes lugares aparecieron dos particulares manchas doradas muy luminosas. Descartamos que pudieran tratarse de reflejos producidos por alguna luminaria del exterior porque el material donde aparecieron impedía los reflejos por ser de madera o mármol completamente opacos. Cuando sospechábamos que podría tratarse de algún defecto de la cámara, nuestra coordinadora captó con una cámara distinta una imagen similar de mayor tamaño como si estuviera suspendida a unos centìmetros del suelo.

El equipo de trabajo 2 tuvo como encargo prospectar un sector en el cual en anteriores visitas no se obtuvieron datos relevantes. Utilizando las varillas de radiestesia intentaron captar alguna lectura inusual con resultados poco alentadores. Aunque la indicación fue realizar la investigación con el mínimo de iluminación posible, un inoportuno camarógrafo utilizó su reflector para captar sus imágenes en video alterando el ambiente natural del cementerio.

Este grupo obtuvo fotografías curiosas que celebraron como los cazadores cuando capturan a su primera presa. La emoción de ver extraños resplandores que atribuyeron inicialmente a misteriosas concentraciones de energía fue disipándose cuando se les explicó que fueron producidos por el movimiento del reflector de filmación. Aún así la imagen no deja de ser curiosa

Otras figuras fantasmales frente a la lente fueron producidas por el humo de un cigarrillo o las misteriosas serpientes luminosas que no eran más que una lejana luminaria captada por el tembloroso pulso del fotógrafo.

Ante la pasividad del lugar se les asignó un nuevo sector donde el año anterior obtuvimos mejores lecturas. Se trataba de uno de los rincones más aislados del cementerio pero el que presentó mayor actividad. En este lugar están ubicados nichos más recientes que datan de la década de los años 80’s y el cuartel se unía con uno de los muros perimetrales formando un oscuro y estrecho corredor sin salida.

Cuando los integrantes de este equipo llegaron al lugar coincidieron en percibir la intensa sensación de frío y la manifestación de algunos síntomas fisiológicos como opresión, dolores de cabeza o náuseas. Podría atribuirse a la ansiedad y la estrechez del lugar, pero los integrantes prefirieron no permanecer mucho tiempo en buscar una explicación por las sensaciones que experimentaron. Todos los grupos que recorrieron anteriormente esta zona también sintieron malestares similares acompañados por la sensación de estar en un ambiente hostil.

El equipo de trabajo 3 recorrió un antiguo sector muy respetado por los vigilantes del cementerio debido a las misteriosas apariciones de un hombre colgado de un viejo árbol. Ellos lo denominan “el árbol del ahorcado” y lo piensan dos veces antes de acercarse a ese lugar sin un acompañante.

Este último equipo era el más experimentado en realizar contactos al estar integrado por  sensitivos. Se les proporcionó un dispositivo denominado Frank’s Box, que es un rastreador continuo de emisoras radiales en el cual se pueden realizar preguntas obteniéndose respuestas inmediatas. Aunque para sus detractores resulta polémico el funcionamiento de este aparato por considerarlo propenso a posibles interpretaciones de las voces de las emisoras, lo cierto es que el veloz muestreo de toda la banda radial (3 milisegundos por emisora) impide la filtración de palabras completas. El dispositivo fue utilizado en las zonas donde los psíquicos consideraron densas o propensas a actividad paranormal y obtuvieron respuestas sorprendentes. Es curioso que en un par de veces el sentido de las respuestas estuviera orientado hacia una necesidad de acercamiento a la luz o a una especie de liberación. Ante el ofrecimiento por parte de los participantes de apoyo espiritual mediante la oración, se escucharon claramente palabras que denotaban agradecimiento.

A veces se interponían otras voces agresivas que interrumpían la comunicación ordenando al grupo que se retire del lugar. Sin embargo, esto no fue impedimento para que la promesa sea cumplida.

También se presentaron otros eventos anecdóticos que sorprendieron a estos visitantes, como la repentina descarga de baterías de las cámaras, una tarjeta musical de navidad que voló por los aires para volver a funcionar medio año después (la explicación es que pudo haberse mantenido apagada todo el tiempo y el viento activó el circuito al abrir la tarjeta), un frío intenso sólo alrededor del árbol del ahorcado y varillas de radiestesia girando alocadamente.

Minutos antes de la medianoche nos indican el momento de partir. Los grupos se reúnen ordenadamente en la entrada del cementerio intercambiando sus experiencias. Con explicación lógica o no, con más interrogantes que respuestas, todos quedamos satisfechos por las vivencias de esa noche. Atrás dejamos los oscuros corredores y las estatuas que nos observaban para reintegrarnos a nuestro monótono mundo terrenal.