Uno de los casos de posesión demoníaca más evidentes que
hemos tenido la oportunidad de presenciar ocurrió en agosto del 2011, cuando
una joven mujer estaba siendo víctima de una serie de ataques físicos ejecutados
por fuerzas invisibles. Las desgarradoras experiencias de los testigos así como
las evidencias que obtuvimos fueron incluidas en el reciente libro “Presencias,
Fenómenos Paranormales en el Perú” de Rosa María Cifuentes, por su importancia
para la investigación de este fenómeno. La posesión demoníaca ha estado
presente en toda la historia de la humanidad y cada año muchos jóvenes caen
inocentemente al involucrarse con fuerzas desconocidas que suelen confundirse como
una enfermedad mental para ejercer el control total de la persona, convirtiendo
su vida en un verdadero drama como ocurrió con la protagonista de este
perturbador caso.
Abriendo la puerta a la
oscuridad
Desde que Ursula era una niña tenía
la certeza que poseía un don especial que le permitía ver las almas de los
descarnados en los lugares a donde iba. Eran tan frecuentes sus encuentros con
estas presencias que ella las asumía como algo natural. El poder ver
nítidamente personas atravesando las paredes y en ocasiones comunicarse con
ellas le hicieron sentir que existía una razón importante para tener esa
cualidad. La curiosidad por saber más sobre el mundo espiritual la llevaron a
pisar terrenos peligrosos por su escaso conocimiento en el tema. A la edad de
dieciséis años puso por primera vez sus manos en un tablero de ouija acompañada
por su hermano y una amiga, iniciando la sesión en medio del entusiasmo porque
creyeron estar recibiendo respuestas de una entidad amistosa. Pero la emoción
inicial se convirtió en angustia cuando la misma entidad de tornó agresiva
llegando incluso a maldecirlos. La copa se movió con una velocidad inusitada
para repetir que cumpliría sus amenazas en el futuro. Un intenso malestar
físico obligó a Ursula abandonar la sesión sin imaginar que sería el inicio del
tormento que sufriría algunos años después.
Pocos días después de esa aterradora experiencia, Ursula vio
al lado de la puerta de su dormitorio una silueta muy oscura con aspecto
amenazador. Durante varias noches apareció en el mismo lugar, pero después
sintió que esta entidad se sentó en su cama para acariciarle el cabello con sus
heladas manos. Durante mucho tiempo se repitió la misma escena, y ese temor se
volvió rutinario al llegar a acostumbrarse con esa presencia.
Dejando el Pasado Atrás
Después de culminar sus estudios, Ursula vio por conveniente
mudarse de casa y convenció a su prima Inés en compartir los gastos del
alquiler. Ambas se trasladaron a su nuevo departamento ubicado en el Callao con
la ilusión de empezar una nueva etapa en sus vidas, dejando atrás las
desagradables experiencias del pasado. Pero la tranquilidad fue abruptamente
interrumpida por incidentes sobrenaturales y ataques violentos que sacaron a la
luz a una fuerza maligna empeñada en destruir sus vidas.
A los pocos días de haberse instalado en su nuevo hogar, la
entidad volvió a aparecer en el dormitorio de Ursula. Esta vez descargó su ira hacia
ella por haber intentado escapar y tiró violentamente sus cabellos. Los ataques
se incrementaron cada noche cayendo presa del pánico cuando intentaban
asfixiarla. Sus gritos despertaban a Inés, quien inicialmente creyó que su
prima sufría de pesadillas, pero accedió acompañarla en las noches para
tranquilizarla. En la siguiente noche, la incredulidad de Inés se convirtió en
terror cuando en una madrugada vio cómo una fuerza invisible arrastró de los
pies a Ursula hacia el corredor. Inés se lanzó sobre su prima para cogerla de
los brazos y luchó durante interminables minutos hasta que el ataque cesó
abruptamente.
Preocupadas por este
incidente, buscaron alejar a la entidad y convocaron a una amiga para orar.
Mientras realizaban las oraciones, las persianas se levantaron solas para
después volver a su posición original. Continuaron las oraciones con más fuerza
pero Ursula se sintió mal y entró al baño para buscar alivio, pero quedó encerrada
al trabarse la cerradura de la puerta. En el interior del baño fue nuevamente
agredida por la entidad dejándole rasguños en la frente. Cuando terminó el
ataque la puerta se abrió sola permitiendo a Inés y su amiga ingresar para
atender a Ursula que yacía en el piso presa de una crisis nerviosa.
El ataque más violento ocurrió pocos días después cuando Inés
tuvo algunos contratiempos en su centro de labores que le impidieron retornar
temprano a casa. Esa noche Ursula había quedado sola y sintió una intensa
angustia. Intentó dormir pero su cuerpo quedó paralizado cuando la entidad se
abalanzó sobre ella. Mientras era ultrajada sexualmente habían otras dos
entidades oscuras sobrevolando la habitación. Cuando Inés llegó a la casa encontró
a Ursula desmayada sobre la cama con las manos fuertemente atadas con el cable
del cargador de un teléfono celular. Esta terrible escena fue completada por
gruesas lágrimas de sangre que inexplicablemente brotaban de la pared y
escurrían sobre un mueble y el televisor. Ambas entraron en pánico y huyeron
despavoridas de la casa.
Totalmente desesperadas porque la situación estaba fuera de
control, comentaron este último incidente a la amiga que les ayudó en las
oraciones y ella les recomendó buscar a un grupo especializado en estos temas
llamado Dharma. Lograron ubicarnos por internet y nos contactaron por medio de
correo electrónico. Nos enviaron grabaciones de video captadas con el celular
donde se apreciaba la sangre brotando de las paredes. Recomendamos no
limpiarlas hasta nuestra llegada e iniciamos las coordinaciones con el resto
del grupo para hacer la visita de inspección.
Evidencias del Mal
La siguiente noche nos dirigimos al Callao acompañados
por tres psíquicas para que nos ayuden a confirmar la veracidad del fenómeno y
descartar una broma. El departamento estaba ubicado en el tercer piso de un
edificio y nos recibió Ursula, una mujer de estatura media de unos treinta y
cinco años de edad. Su rostro demacrado y pálido contrastaba con sus fotografías
colgadas en una pared de la sala, lo que hacía más notoria su pérdida de
vitalidad. Notamos en ese departamento un olor extraño y la temperatura muy
inferior con respecto al exterior. Los brotes de sangre que aparecieron primero
en las paredes de la sala y en el baño habían sido limpiados antes que se
pusieran en contacto con nosotros, pero nos impresionó ingresar en el
dormitorio donde Ursula fue atacada porque se parecía a la escena de un crimen.
En una de las paredes laterales había unas seis líneas verticales formadas por
los brotes de la supuesta sangre. Lo extraño es que estos chorros se detenían a
unos 30 centímetros antes de tocar el zócalo y se acumularon en un charco
alejado de la pared, como si la sangre hubiese “saltado” en lugar de continuar
hasta el piso. En el otro extremo de la habitación había un televisor de 20
pulgadas sobre una cómoda con gotas de sangre. El extraño olor del departamento
tenía como origen ese dormitorio que emanaba un hedor fétido. Las psíquicas recomendaron
no permanecer más tiempo en ese ambiente porque percibieron algo muy negativo
que las estaba afectando. Antes de salir del dormitorio tomamos muestras de la
sustancia que emanaba de las paredes para enviarlas a analizar. Días después nos
confirmarían que efectivamente se trataba de sangre humana. Una de las psíquicas
había notado algo extraño en la mirada de Ursula advirtiéndonos que el mal ya
se encontraba dentro de ella. Era importante que esta información se mantuviera
en reserva hasta conseguir la ayuda que la pudiera liberar de esas entidades
que habían ingresado en la fase de posesión.
Contraataque de la Oscuridad
Acordamos retornar tres noches después acompañados de un liberador
de la Iglesia Cristiana y sus dos asistentes. Cuando nos dirigíamos en nuestro
vehículo por la Costa Verde repentinamente empezaron a caer piedras que se
desprendían del acantilado, rebotando peligrosamente sobre la pista. Al
intentar salir rápidamente de la zona de peligro una gran roca obstruyó nuestro
paso obligándonos a realizar una brusca maniobra hacia el carril contrario que
casi termina en tragedia con otro vehículo que venía a gran velocidad. El
liberador entendió que la batalla que nos esperaba esa noche no sería nada
fácil.
Llegamos al domicilio de Ursula y sin pérdida de
tiempo nos dispusimos iniciar la liberación. Ella estaba sentada en una silla
en el dormitorio y ante las primeras lecturas de la Biblia empezó a oponer
resistencia. Al recostarla sobre la cama le escupió el rostro al liberador y
fue necesario sujetarla de los brazos. Ursula empezó a vociferar amenazas y se
burlaba del ritual. Un olor putrefacto empezó a sentirse en el cuarto y la
posesa intentó morder al liberador. Después de interminables minutos de intensa
lucha el rostro de Ursula se transfiguró en presencia de todos. Sus ojos se
agrandaron dejando ver sus pupilas oscuras, mientras que su rostro se alargó y
sus cejas se inclinaron grotescamente hacia arriba. El demonio intentaba
mostrar su verdadero aspecto. Casi una hora después Ursula cayó desmayada y parecía
ser la misma al volver en sí. Unos días después se realizó una nueva sesión de
liberación para terminar de expulsar a ese demonio, aunque hubo mucho menos
resistencia que en la anterior. Cuando Ursula quedó finalmente liberada, dijo
que sentía su cuerpo mucho más liviano, como si la despojaran de un gran peso.
También asegura que durante la lucha se posó a su lado un ser alado muy brillante
que la llenó de una inusual sensación de paz, y le decía que ya todo había
terminado.
Ursula pudo recuperar la tranquilidad y actualmente lleva una
vida normal, pero las imágenes de su terrible experiencia difícilmente podrán
desvanecerse de sus recuerdos. Ella logró finalmente liberarse al comprender
que los extraños sucesos no provenían de su mente. Mientras tanto, el mal sigue
afuera al acecho, en busca de otra víctima desprevenida.
"Para que triunfe el mal sòlo es necesario no hacer nada"
Edmund Burke
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