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En los últimos años los ataques de íncubos a mujeres durante la noche han sido cada vez más frecuentes. Hemos considerado necesario dedicar en un capítulo exclusivo a este tipo de seres por su relevancia en las estadísticas de los casos paranormales.
En pleno siglo XXI resultaría inadmisible creer que existan personas que afirman haber sido atacadas por estos legendarios seres, sin embargo, los casos son mucho más comunes de lo que se creía y es fácil comprobarlo ingresando a los foros paranormales donde hay gran cantidad de jóvenes (de ambos sexos) solicitando desesperadamente ayuda… ¿Qué está ocurriendo? ¿Estamos ante un caso de paranoia colectiva?
Según la definición tradicional, Íncubo es un demonio masculino en la creencia popular europea de la Edad Media. Al igual que su versión femenina, súcubo, buscan tener relaciones sexuales con los humanos. Pero si revisamos las leyendas de diferentes culturas antiguas de todo el mundo, existen seres que corresponden a las mismas características con diferentes denominaciones.
La explicación ofrecida por la siquiatría es que estas agresiones son producto de alucinaciones generadas por un fenómeno llamado Parálisis del Sueño:
“La parálisis del sueño (PS) es una condición muscular producida por la atonía que tiene lugar mientras la persona duerme. Se observa mayoritariamente en los momentos en que el individuo está despertándose, quedándose dormido, o comenzando una fase REM del sueño. Mucha gente la experimenta. Ocurre en este mundo crepuscular a medio camino entre estar totalmente despierto y totalmente dormido. Durante unos minutos, quizá más, el individuo queda inmóvil y con una ansiedad aguda, siente un peso sobre el pecho como si tuviera a alguien sentado o tendido encima, las palpitaciones del corazón son rápidas, la respiración trabajosa. Se pueden experimentar alucinaciones auditivas o visuales, de personas, demonios, fantasmas, animales o pájaros. En la situación adecuada, la experiencia puede tener “toda la fuerza y el impacto de la realidad”, en palabras de Robert Baker, un psicólogo de la Universidad de Kentucky. A veces, la alucinación tiene un marcado componente sexual.
La parálisis es totalmente normal y se produce cada vez que el individuo duerme. Es el mecanismo natural de defensa del organismo para evitar el "escenificar físicamente los ensueños", lo cual podría resultar dañino y peligroso para el individuo dormido.
Normalmente no se está consciente en ese estado, pero algunos individuos son susceptibles de sufrir episodios de parálisis estando conscientes. Esto puede ocasionar que el individuo mezcle sensaciones reales del entorno que le rodea con cualquier tipo de alucinación producida por un sueño, como puede ser sentir una sensación de ahogo o dificultad para respirar, con opresión del pecho, palpitaciones y otras sensaciones de origen fisiológico.
En este estado, el sujeto se siente incapaz de realizar cualquier movimiento o de hablar, pero está plenamente consciente de su situación y de lo que ocurre en su alrededor, ya que puede oír, oler o percibir sensaciones táctiles, incluso ver si tiene los ojos abiertos, o creer completamente que está viendo la habitación en la que se durmió, aun teniendo los ojos cerrados.”

Bueno, esto sólo es un resumen de cómo pareciera que se intentara justificar un fenómeno en la que también incluyen a los extraterrestres que visitan dormitorios y los licántropos (hombres lobo) que se introducen por las ventanas. Pero no se puede condenar como alucinaciones a todos los fenómenos que aún no tienen una explicación definitiva, entre mezclándolos con personajes provenientes de los cuentos de terror. En esta hipótesis no se desmienten los casos documentados de agresiones que ocurrieron en circunstancias ajenas a la somnolencia. Quizá el caso más famoso de todos sea el de Carla Morán, cuya sorprendente historia dio origen a la película El Ente (The Entity). Varios de los ataques sufridos por la mujer y los fenómenos extraños que los acompañaban fueron presenciados por testigos, incluidos psiquiatras y médicos, quienes nunca pudieron dar una explicación convincente a las marcas de manos y mordeduras que aparecían en su espalda.
Podemos afirmar que en un gran porcentaje de los casos que hemos tenido la oportunidad de investigar se presentaron estas agresiones sexuales, y en ninguno de ellos podrían atribuirse a pesadillas, alucinaciones, efectos de los fármacos o alteraciones sicológicas como las causantes. Si realizamos un resumen de lo ocurrido en estos casos, podemos notar que existen algunas características comunes entre ellos:

-Las agresiones fueron sufridas tanto por mujeres o
varones.
-La mayoría de los afectados que vivían con su pareja
tenían problemas conyugales.
-En casos de agresiones a personas solitarias existían
indicios de insatisfacción sexual de las víctimas o se
produjeron sueños eróticos con mayor frecuencia.
-La mayoría de los casos se iniciaron durante la etapa
intermedia del sueño mediante caricias o voces que les
hablaban.
-En un porcentaje mayoritario ocurrieron fenómenos extraños en la casa: ruidos en altas horas de la noche, sombras, apariciones misteriosas en fotografías, etc, que también fueron percibidos por otros habitantes de la vivienda.
-En algunas ocasiones las víctimas se sintieron paralizadas ante los ataques y no pudieron pedir auxilio. En otras ocasiones llegaron a ser consentidos por la víctima).
-En uno de los casos la víctima pretendió erradicar a la entidad con oraciones religiosas pero la cama empezó
a sacudirse violentamente.
-Las víctimas se despertaban con signos de debilidad y bajo nivel de energía.

Estas características fueron reveladas durante las entrevistas realizadas a las personas afectadas, cuyas edades fluctuaban entre los 20 a los 38 años, de condiciones socioculturales diversas y tenían éstos ataques en común. En uno de los casos donde una pareja logró ver al atacante nocturno, nuestras mediciones con el detector de radiaciones magnéticas alcanzó los niveles máximos sin existir en los alrededores una causa física explicable. Los ataques cesaron después que la pareja se mudó de vivienda. En los demás casos fue necesaria la realización de sesiones de canalización de energías para que los ataques desaparecieran.
El tema fue también abordado por el programa Viaje a Otra Dimensión de Radio Capital donde se entrevistaron personas que sufrieron estos fenómenos.