domingo, 11 de abril de 2010

CASO: INVESTIGACION EN LA CASONA ENCARNACION

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Presentamos a continuación el artículo publicado por el Grupo Dharma en el último número de la Revista Milenarios de España sobre uno de los primeros casos que por su vigencia e historia, lo consideramos como uno de los más memorables por los sucesos que involucraron. La investigación fue realizada en una antigua casona colonial del Centro Histórico de Lima, a la que denominaremos Casona Encarnación por ser el antiguo nombre del convento al que perteneció. La identidad de los propietarios lo mantendremos en reserva ante el pedido expreso de ellos mismos.

PARTE I

Esta historia se inició en marzo del 2008 con una visita sorpresiva a una de las casas más antiguas del Centro Histórico de Lima en la antigua calle Cueva (los documentos encontrados datan de 1592). Fueron los mismos propietarios actuales quienes nos contactaron para visitar la casa y poderles brindar una opinión sobre los incidentes de un lugar tenebroso, marcado por fatalidades y sucesos extraños durante casi 500 años.Mientras nos dirigíamos en el coche a esa misteriosa casa, me informaron rápidamente de los detalles: en ese lugar vive actualmente una familia de seis integrantes que la pasan muy mal económicamente y algunos con problemas de salud. La casa la heredaron de sus antepasados que eran personas muy adineradas pero rodeadas de historias plagadas de fatalidades. Anteriormente en el siglo XVI, vivió un usurero que era conocido por su crueldad y codicia ocultando sus riquezas en algún lugar de la propiedad, llegando al extremo de asesinar a dos niños hijos de esclavos para enterrarlos cerca al tesoro con la creencia que sus espíritus lo resguardarían. Tiempo después encontraron al prestamista ahorcado en una habitación de la segunda planta. Según versión de los propietarios, la casa tiene un sótano que conduce a una bóveda con cuatro entradas, tres de ellas son túneles que recorren debajo de la ciudad (en las casonas de la época era común la construcción de vías de escape ante el riesgo de invasión de piratas), que también eran utilizadas como catacumbas al no existir un cementerio cercano. Se dice que en una de esas galerías se encuentra enterrado el tesoro del usurero, pero la entrada al sótano se encuentra sellada en el piso de una de las habitaciones.
Nos advirtieron que nuestra visita tendría sus riesgos. Muchos visitantes han sufrido graves accidentes como caer del segundo piso al huir despavoridos por ataques de entidades. Carmen Briceño, nuestra vidente, antes de partir nos realizó un breve ritual de protección para evitar contratiempos. También nos acompañaba Renzo, un integrante que se encargaría de filmar; Jorge, un médium que nos contactó con este caso; y el suscrito, que no salía de su incredulidad porque le parecía estar escuchando el guión de una película y no de un caso real en pleno centro de la ciudad.

Llegamos al lugar a las 9 de la noche y el exterior de la casona no tenía nada en especial que delate su antigüedad, salvo un viejo balcón y un gran portón recién pintado. Nos recibieron casi todos los integrantes de la familia que estaban ansiosos por contar su historia.

- Pilar, la jefa de familia, nos comentó que su bisabuela pocos días antes de morir en esa casona, se quejaba de que dos niños esclavos saltaban en su cama. Ella llamaba a los criados con una campanilla para que retiren a esos traviesos niños pero nunca llegaron a ser vistos por otras personas. La familia afirmaba que el sonido de la campanilla aún puede oírse.
- Esteban es el hermano de Pilar. En repetidas oportunidades dijo encontrar las sillas del comedor alineadas en fila o desordenadas, sin explicación alguna.
- Gabriel, el hijo Esteban, tiene su habitación en la azotea de la casona y se quejaba que en ese lugar no lo dejaban estudiar porque el piso de madera empieza a temblar y la puerta era forcejeada como si alguien tratase de entrar.
- Mariana es la nuera de Pilar y duerme con su pequeña hija Elsa en una habitación que se dice que es uno de los lugares de mayor actividad paranormal. Los objetos se mueven y los bombillos se queman continuamente. La habitación es contigua a un pequeño comedor que en otra época fue el dormitorio de la bisabuela fallecida.

Pero toda la familia estaba de acuerdo en que los fenómenos de ese sector de la casa no eran originados por la bisabuela sino por una entidad oscura y perversa que lo han oído hablar con una gutural voz masculina.
- Esteban nos comentó que hace un tiempo atrás llegaron a la casa unos buscadores de tesoros equipados con detectores digitales y sonares. Intentaron encontrar la entrada al sótano que estaba ubicada debajo del dormitorio de la bisabuela, pero el detector de metales se averió y tuvieron que regresar. La segunda vez ocurrió lo mismo con otro detector nuevo y decidieron excavar encontrando muchos huesos de perros, pero no concluyeron el trabajo por los continuos incidentes que se presentaron.
- Sin embargo, el lugar donde coinciden todos los miembros de la familia como el más hostil es el segundo piso que se encuentra deshabitado. Fue en este lugar donde hace siglos encontraron el cuerpo colgado del prestamista y todos los habitantes posteriores han sido testigos de una aparición que ataca violentamente a quienes se atreven a ingresar a ese territorio.

Mientras grabábamos atentamente cada testimonio en una improvisada reunión en el patio de la casa, Jorge (nuestro amigo vidente) se apartó del grupo y se detuvo frente a un pequeño jardín donde creyó conveniente hacer su ritual personal de protección formando un símbolo circular con sal y alcohol al que le encendió fuego, repitiendo unos extraños mantras. Cuando concluyó nos advirtió discretamente que nos esperaba una noche con mucha actividad.

PARTE II

Antes de iniciar el “tour”, Jorge pidió que hiciéramos una fotografía hacia las escaleras que conducían hacia la segunda planta. Mucho después cuando revisamos la imagen descubrimos una misteriosa nubosidad, que aunque podría haber sido producida por el humo de un cigarrillo no recordamos a nadie fumando en ese momento. Sin embargo la foto nos pareció curiosa.
Ingresamos a una de las salas de la casa, que salvo por estar decorada con muebles muy antiguos, no tenía nada en particular. Nos mostraron fotos tomadas en la casona donde aparecían numerosos orbes, pero en ese instante no captaron nuestra atención porque a primera impresión parecían haber sido producidos por efectos del polvo.
Carmen se quedó sentada en un sillón haciendo anotaciones y repentinamente pidió que no la interrumpieran porque oyó varias voces de niños que le pedían ayuda. Después ella ingresó a un comedor contiguo y se encontró con una anciana sentada en una mecedora que le balbuceaba algo que no entendió. La vio tan real que pensó que era alguien de la casa que no le habían presentado, pero la familia le confirmó después que en el comedor no había nadie más.

Mientras tanto, el joven Gabriel nos mostró una foto extraña en su ordenador portátil que captaron después que su madre hiciera el aseo del piso. Comentó que cuando el piso estaba totalmente limpio aparecieron repentinamente unas huellas de manos sobre su superficie, pero lograron fotografiarlas antes que se desvanecieran. A juzgar por el tamaño de las baldosas aparentaban ser huellas de las manos de un niño.
Continuamos el recorrido hacia otras áreas de la casona. Nos acompañaría Esteban, mientras que Carmen desistió en acompañarnos porque empezó sentir fuertes zumbidos en los oídos. Esteban nos abrió una vieja puerta que conducía hacia un largo y oscuro corredor.

Al final del corredor nos detuvimos frente a la puerta de la habitación de Mariana (el antiguo dormitorio de la bisabuela). Mientras Jorge abría las puertas de la habitación dio un repentino salto hacia atrás que casi nos derriba. Dijo ver a una entidad que se le presentó desafiante con los brazos abiertos para impedirle el paso. Tomó valor e ingresó vociferando unas palabras que no entendíamos e ingresó hasta el centro de la habitación mirando al pequeño comedor adyacente. Nuestro sensor electromagnético mostró mediciones inusuales con respecto a los otros ambientes de la casona. Jorge señaló el lugar del comedor donde percibió que estaban enterrados los dos niños esclavos e identificó que debajo de la mesa se encontraba la entrada sellada al sótano. Aún sin terminar de hablar, Jorge lanzó un grito y casi cae al piso: algo lo agredió con un fuerte golpe en la cadera. Decidimos abandonar el comedor para pasar al cuarto de Mariana, y todos oímos claramente el sonido de una campanilla que venía desde una de las habitaciones vacías: “¡Es mi bisabuela!” comentó Esteban. El sonido de la campanilla se escuchaba algo extraño porque a pesar de ser agudo sonaba como encajonado, como si estuviera dentro de un recipiente pero igualmente perceptible. Investigamos que el origen del ruido que provenía de una habitación cerrada con llave, pero cuando ingresamos el misterioso sonido desapareció sin que descubriéramos una explicación lógica de lo que pudo generarlo.

Salimos nuevamente al oscuro corredor y Esteban nos invitó a revisar los otros ambientes cercanos para no tener que regresar. Ingresamos a una cocina antigua fuera de servicio, un viejo baño, y finalmente la habitación del joven Gabriel, que para llegar a ese lugar, debíamos subir por una inestable escalera hasta la azotea. Caminamos en la penumbra a través de un techo descampado hasta una solitaria habitación. El interior de la habitación era pequeño, las paredes de material ligero y sobre ellas los artículos propios de sus aficiones: una carabina, una ballesta y un par de banderas. Era el lugar donde Gabriel decía que alguien intentaba forzar la puerta para ingresar cuando dormía. Dejamos una grabadora encendida para intentar captar algo.

En otro lugar distante se encontraba la habitación de Pilar, la dueña de la casa. Para llegar debimos subir otras escaleras traicioneras hasta un pequeño ático. Según Pilar, en varias oportunidades vio caminar a una anciana en ese lugar. Las mediciones que realizó Carmen con las varillas de radiestesia las interpretó como otro lugar de actividad paranormal. Jorge pidió que le tomara una foto porque percibía a alguien al lado suyo, pero la cámara nuevamente se trabó perdiendo valiosos segundos. Sólo nos queda un lindo recuerdo de él con su brazo extendido. Antes de subir a la segunda planta deshabitada, la dueña de casa nos advirtió seriamente que no se harían responsables por si nos sucedía algo, agregándole una cuota innecesaria de emoción al momento. Verifiqué mi linterna y me metí al bolsillo un pequeño frasco de sal marina para la ocasión, aunque ignoraba cómo utilizarlo en caso de ser necesario (¿se lo arrojaría en la cabeza de algún fantasma?). Desde abajo, la vista de la segunda planta era sencillamente sobrecogedora. El rechinar de los escalones era lo único que se escuchaba en la noche. Llegamos al segundo piso y Esteban abrió un candado oxidado de la puerta e ingresamos a una habitación grande, oscura y totalmente abandonada. Nos dijeron que ese era el lugar donde aparecía la figura del hombre colgado del techo. Este salón colindaba con un viejo balcón con cristales desde donde se veía la calle.

Esteban nos cuenta que no habían logrado remodelar el segundo piso porque cada vez que contrataban trabajadores, abandonaban intempestivamente la obra por los incidentes que ocurren. Nos dijo que existe una fuerza hostil que ataca cuando alguien usurpa ese territorio.
Recorrimos un pasillo que nos llevó a la habitación final. Jorge sugirió que apagáramos las linternas y que permaneciéramos en silencio. Pedirnos que nos quedáramos a oscuras en ese lugar parecía un antojo de mal gusto. De pronto sentí una mano que me tocó el hombro…, era la de Jorge para decirme casi susurrando que tomara una fotografía hacia el pasillo porque percibía a la entidad acercándose. Poco después nos dijo que teníamos al espíritu a nuestro lado y contuvimos la respiración.
Esos interminables segundos terminaron cuando oímos a nuestro aliviado sensitivo decir que el bicho se había retirado.
Regresamos al salón inicial y me acerqué al viejo balcón para fotografiarlo y repentinamente sus ventanas empezaron a vibrar levemente. Alguien se percató que uno de los vidrios se estaba empañando y empezó a formarse una figura. Era como un rostro horrible con ojos saltones y la boca abierta. Los lejanos faroles de la ciudad que se veían a través del cristal coincidían con la posición de los ojos, incrementando la expresión de ira del supuesto rostro.

PARTE III

Nos encontrábamos reunidos en una sala de la primera planta mientras la familia nos mostraba antiguas fotografías del álbum familiar, que evidenciaban el fuerte poder económico de sus antepasados que contrastaba con la situación actual. Pero al parecer, la riqueza del pasado también estuvo mezclada con incidentes provenientes de esa casa.

En algunas de las fotografías antiguas que fueron captadas en los ambientes de la antigua casona notamos algo extraño en ellas, como si rostros difusos de aquellas épocas hubieran quedado inmortalizados. La familia no salía de su asombro que en tantos años de poseerlas no se habían percatado de esos detalles.
Eran más de las 2 de la madrugada y nuestra primera visita estaba llegando a su fin. Nos comprometimos en regresar para hacerles otra visita.

PARTE IV

Mientras llevábamos algunas semanas investigando este caso, recibimos una llamada de la reportera Melissa Peschiera del semanario televisivo Reporte Semanal de Frecuencia Latina para preguntarnos si teníamos algún lugar donde ocurrieran fenómenos extraños. Le comentamos sobre esta vieja casona y la respuesta no se hizo esperar.
Llegamos al lugar acompañados por la reportera, el camarógrafo y un asistente; quienes inmediatamente entrevistaron a los miembros de la familia. Mientras realizaban las respectivas grabaciones, Abel, nuestro acompañante, retornó de los servicios higiénicos y nos comentó que al salir escuchó claramente la voz de un bebé. Dejamos una grabadora en el baño y logramos captar claramente una misteriosa risa de niño.

Recorrimos con los periodistas el oscuro corredor hasta llegar a la cocina abandonada. Esta parte fue grabada con una cámara de visión nocturna del canal y captaron una misteriosa nubosidad que parecía tomar la forma de un rostro. Al salir de la cocina, el camarógrafo manifestó que “algo” le cerró el visor de la cámara y ésta empezó a fallar.
Melissa empezó a sentirse debilitada y con náuseas después de ingresar al dormitorio de Mariana. En el patio principal todos fuimos testigos de un extraño ruido en una de las paredes. A pesar de tratarse de antiguas paredes de adobe de un metro de espesor, se oían claramente golpes secos desde su interior. Todas estas evidencias fueron registradas por los periodistas que no salían de su asombro porque comprobaron que al otro lado había un restaurante que sólo funcionaba de día.

EPILOGO

El destino de esta antigua casona parece estar determinado en permanecer como hace cinco siglos. Algunos comentarios recomendaban a la familia vender, demoler o remodelar esta casona para hacerlo un lugar más habitable. Pero los propietarios actuales no la tienen tan fácil porque en el año 2002, el Instituto Nacional de Cultura (INC) declaró la casa como Patrimonio Histórico de la ciudad de Lima, y esta distinción en lugar de favorecer su puesta en valor paradójicamente es una especie de condena a quienes poseen una casa antigua porque están impedidos de demoler o modificar su estructura original bajo pena de sanción. Ponerla en venta es rematarla a algún postor oportunista por el estado ruinoso de su construcción y no garantiza que con lo obtenido alcance a sus propietarios comprar otra propiedad que amerite el intercambio.

Por otro lado, mientras una parte de la familia estaba de acuerdo en llegar al fondo de este caso, otra parte minoritaria seguía con la cabeza puesta en encontrar el supuesto tesoro que la casa albergaba, sin considerar las consecuencias que podrían traer una excavación apresurada.
Durante los meses posteriores perdimos el contacto con la familia porque al parecer tomaron la decisión de mantener en reserva los sucesos extraños en su propiedad. Los valiosos datos obtenidos en este caso nos fueron de mucha utilidad para comprender más de este mundo oculto y misterioso, pero al mismo tiempo nos quedamos con el sinsabor de no haber podido hacer más para devolverle algo de tranquilidad a ese lugar, si es que alguna vez lo tuvo.
PEDRO NOGUCHI
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